Delfines varados, misterio mundial
Jueves, 24 de mayo de 2012 | 4:30 am
La muerte masiva de delfines varados en la costa norte peruana, de las mayores detectadas a la fecha, es parte de una discusión mucho más amplia. Hay delfines muriendo en similares circunstancias en varios puntos del mundo, para lo cual hay cada vez más explicaciones, pero ninguna que pueda extenderse convincentemente para la totalidad de los casos.
Hay registros recientes de delfines de diversas especies varados en la costa de Massachusetts, el golfo de México y Brasil, y otros lugares. En algunos casos los animales pudieron ser devueltos al mar y salvados. Pero en ningún caso hay una explicación suficiente del fenómeno, que es cada vez más llamado un misterio por la prensa.
El caso más estudiado a la fecha es el del golfo de México, donde un culpable a la mano ha sido el gran derrame de petróleo en abril del 2010. La catástrofe elevó más allá de toda duda el número de delfines varados ese año, pero la serie histórica muestra que las muertes se venían produciendo desde muchos años antes. Otra vez, sin explicación definitiva.
Más cerca de la hipótesis de la ONG peruana ORCA está una declaración de la marina de los EEUU acerca de que sus pruebas de sonar y explosivos en aguas de Hawai y California “podrían potencialmente estar dañando a más delfines y ballenas de lo que antes se pensaba”. Como se ve, el planteamiento es tentativo, pero reconoce la sombra de un problema.
Parte de la confusión está en que no todos los casos de delfines varados se están dando en lugares con actividad petrolera o militar cercana. De otro lado, las autopsias de mamíferos marinos no parecen una rama muy desarrollada de la medicina veterinaria, y se prestan a explicaciones disímiles, que siempre requieren datos adicionales.
En el Perú el Instituto del mar, Imarpe, se ha manejado con cierto descuido a la hora de estudiar causas, y se ha contentado con la versión de “causas naturales”, lo cual dice poco, y parece orientado más bien a exculpar de plano a las petroleras que exploran en el zócalo. Las cuales, de paso sea dicho, lo vienen haciendo desde hace varios decenios.
Le gente de ORCA parece muy segura de su versión, en lo esencial: presencia de burbujas de aire en tejidos grasos o tímpanos reventados, como indicadores de impacto sonoro letal en los delfines varados. Pero les ayudaría mucho presentar algunas corroboraciones desde la literatura especializada en el tema, es decir cosas como diagnósticos similares para casos similares.
Lo que se saca en limpio de una somera revisión de casos en el mundo es que los delfines están revelando una especial fragilidad, sobre todo en las zonas donde conviven con el hombre. No solo frente a sonidos, sino frente a bacterias, particularidades geográficas, desplazamientos de las escuelas que los alimentan, o la contaminación del mar.
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